“Han pasado veinte años y el recuerdo de esos días oscuros y estresantes vuelve. Posoltega, que se encuentra a 19 km al este de la ciudad de Chinandega y en la base de las montañas de Marrabios a lo largo de la costa del Pacífico, fue el lugar de Nicaragua donde el huracán Mitch golpeó con más fuerza. La lluvia se acumuló en la cavidad de la parte superior del volcán Casitas. Cuando alcanzó su capacidad, produjo un enorme deslizamiento y un silbido ensordecedor. Familias enteras fueron arrastradas. Los cuerpos estaban esparcidos a lo largo de los bordes del deslizamiento de tierra hasta la playa. El daño a la infraestructura en el departamento de Chinandega fue grave, incluidos varios puentes destruidos en la carretera principal León-Chinandega. Pero la peor pérdida fue la de vidas humanas.
“La población no estaba preparada para este tipo de desastre, sin medios de comunicación o supervisión técnica para alertar a las personas sobre el peligro que se aproximaba. Hemos aprendido que no debería haber asentamientos humanos en laderas de montañas potencialmente inestables. Algunas acciones y problemas persistentes incluyen la reforestación del área afectada y el tratamiento de las consecuencias emocionales”.
– Mayra del Socorro Gallo Aguirre, Asociación de Comunidades de la Península de Cosigüina, El Viejo, Chinandega.
“En el municipio de Posoltega, más de 3.000 personas de las ciudades de Rolando Rodríguez y El Porvenir fueron enterradas por un voluminoso río de barro, azufre y arena quemada del volcán Casita. Los sobrevivientes dicen que la noche del 29 de octubre escucharon fuertes explosiones provenientes del volcán, pero las ignoraron, ya que esto era normal durante las lluvias fuertes. El 30 de octubre, aproximadamente al mediodía, oyeron truenos cerca y fue cuando vieron un enorme río de lava desatado, arrastrando todo a su paso y sin tiempo para huir.
“El alcalde en ese momento pidió ayuda. La gente se reunió y construyó docenas de almacenes en Managua, donde se recolectaba comida, ropa y otros artículos para los necesitados.
“[En ese momento] el presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, ofreció apoyo a Nicaragua a través del alivio de la deuda y su inclusión en la iniciativa de Países Pobres Altamente Endeudados. La Cruz Roja Española y los médicos extranjeros ayudaron a construir escuelas y clínicas. CARE construyó proyectos de agua en las nuevas comunidades. El municipio, con fondos de España y la Unión Europea, financió la infraestructura eléctrica. Cuenta la leyenda que cuando Clinton le preguntó a un niño si tenía un deseo, dijo que deseaba poder recuperar a su familia, haciendo que Clinton llorara.
“En ese momento, AMDES comenzó su intervención con los sobrevivientes del derrumbe de Casita en su asentamiento improvisado. AMDES trabajó en temas psicosociales y terapia física y rehabilitación para mujeres, hombres y huérfanos para que pudieran continuar con sus vidas”.
– Francis Pérez, Asociación Multidisciplinaria para el Desarrollo, Posoltega – Chinandega.
“Estaba viviendo en El Salvador cuando Mitch golpeó. Un año después, fui a Nicaragua y comencé a trabajar para una organización llamada Comité de Mujeres Rurales en Telica y Posoltega. Por lo que la gente me dijo, Mitch fue catastrófico; ríos y arroyos inundaron y se llevaron todo. Había casas medio sumergidas en lodo donde solo se podían ver los techos de tejas rojas. La geografía cambió totalmente: los lugares que tenían mucha vegetación ahora estaban cubiertos de tierra y arena. Ya que era una trabajadora social, las personas me contaron sus historias.
“Luego trabajé para la organización Xochilt Acatl en el municipio Larreynaga, donde aprendí más a través de las familias desplazadas del derrumbe de Casitas. Esta organización brindó apoyo moral y ayuda con la vivienda. Un caso particular involucró a una mujer que huyó del deslizamiento de tierra llevando a dos niños en sus brazos. Después del evento, sufrió de trastorno de estrés postraumático-TEPT (Post-traumatic stress disorder, PTSD), lo que la paralizó parcialmente. Las psicólogas comenzaron a trabajar en la recuperación emocional de las personas. Cuando finalmente se abordó su TEPT, pudo mover los brazos de nuevo”.
– Elvia Bravo, Asociación Para El Desarrollo Integral de la Mujer, El Viejo, Chinandega.
“El huracán Mitch afectó a las familias más pobres en el departamento de Jinotega, empeorando las economías familiares. Uno de los vecindarios más afectados fue German Pomares, donde innumerables familias perdieron sus hogares y fueron reubicadas. Uno de los momentos más tristes fue cuando el huracán pasó por el cementerio y vimos el río arrastrar los ataúdes. Era como revivir de nuevo la pérdida de un ser querido, al ver sus restos arrastrados por el río. Estas imágenes están grabadas en nuestra memoria.
“A nivel local y nacional, la magnitud del desastre hizo que las personas reflexionaran sobre las estrategias para prevenir estos eventos. Hubo una publicación que describía todos los pasos que el gobierno debía tomar. Entre las necesidades más urgentes se encontraban la vivienda, la alimentación, los programas de empleo para desplazados y la atención médica. Más tarde, hubo programas para diseñar viviendas seguras y saludables con todos los servicios básicos e incluyó la participación de las familias en el diseño y la construcción. Este modelo fortaleció a las comunidades y organizaciones sociales y fomentó la concienciación sobre la salud y la preparación para desastres. Jinotega elaboró un plan municipal de gestión de riesgos”.
– Diana González, directora ejecutiva, Asociación Infantil Tuktan Sirpi